jueves, 30 de enero de 2014

Una idea para guardar la ropa de los chicos

La docencia trae aparejadas largas vacaciones de verano, donde, generalmente, aparecen ataques de organización. Este año no ha sido la excepción para mí; ando atenta por mi casa buscando qué ordenar, organizar, purgar o tirar. Intento ser cada vez más eficiente y buscar sistemas que duren en el tiempo, porque me conozco lo suficiente como para saber que una cosa es el verano, cuando estoy todo el día en mi casa y con la organización como prioridad, y otra muy distinta es el resto del año, cuando vuelvo cansada del colegio sin ganas de esforzarme por mantener el orden. Entonces, ahí encuentro la clave: para que un sistema de organización dure, no tiene que requerir esfuerzos.

Mis hijos comparten un cuarto donde hay un ropero, pero solo disponen de la mitad del mismo porque la otra mitad pertenece a su padre, pobre hombre incomprendido que no ha logrado que yo le ceda un cm2 de mi placard. Y bueh.

El tema es que con la llegada de mi hijo menor, la ropa del mayor necesariamente debía ser desplazada del mueble en cuestión. Agregar otro ropero al cuarto era imposible por una cuestión de espacio, entonces vi esta idea en algún lado (juro que no recuerdo dónde, si alguien sabe por favor, ayuda!) y supe que era la solución para nosotros:



Son cajones plásticos que van debajo de la cuna del bebé, identificados con etiquetas caseras para ayudar a mi no-lector a saber adónde buscar -y también guardar!- cada tipo de prenda.

Inicialmente, las categorías fueron las que se ven en la foto:
-Uniformes del jardín.
-Sweaters
-Jeans
-Joggings
-Remeras de manga corta
-Remeras de manga larga
-Ropa interior (cajón de madera, más chico)

Esto era porque inauguramos el sistema en invierno. Ahora que pasaron los meses y veo que funciona como quería, las cosas cambiaron un poco, de acuerdo a su gusto para vestir: el cajón de joggings pasó a ser de shorts y trajes de baño, y el de remeras de manga larga ahora tiene toda la ropa de fútbol que mi hijo AMA usar, todos los benditos días, sin excepción. (Nótese lo contenta que estoy al respecto).

Las mayores ventajas que le veo al sistema son:
1. Le dio mucha más independencia a la hora de vestirse, ya que elige lo que él quiere, evitando las discusiones eternas sobre ponerse la remera de autos o de pelotas.

2. Hace que se pueda guardar su propia ropa cuando está lavada o cuando decide hacer cambio de vestuario en el medio del día porque sí. Claro, no la dobla, la tira ahí como sea, pero lo hace solo! Mientras la ropa no esté tirada y esté en el cajón correspondiente, no le exijo que la guarde ordenada.

Así encontré hoy las remeras...

3. Aunque los cajones estén desordenados, mientras estén cerrados, todo está bajo control. Cuando las remeras estaban apiladas en estantes en el ropero, siempre se veía un caos.

4. Me ayuda a mí para saber cuándo tiene demasiada ropa. Si las remeras no entran cómodamente en el cajón, es que tiene demasiadas. Hora de revisar qué le queda chico o ya no usa, y ver si se guarda para el hermano o se regala.
Suficientes jeans! No entran más!


Tanto me gustó este sistema, que a los pocos meses volví a Colombraro y compré estos canastos bajitos que usamos para todo su calzado.




Los guardamos abajo de su cama, y las 4 ventajas anteriores aplican perfectamente!


3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Te decía que el sistema me gustó mucho porque más allá del orden Geno está adquiriendo independencia y...se pone la ropa de fútbol así la mamá no quiera! Jajaja

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Exacto! Y lo mejor es que la GUARDA solo, y donde va! Genio!

    ResponderEliminar